Revista de Prensa

El sionismo es de los judíos

 

Bandera de Israel.

El analista canadiense de origen árabe Fred Marún aconseja que se tome como contraejemplo lo que sucede con la causa palestina, que no controlan los propios palestinos, para que el sionismo y la defensa de Israel no caiga en el mismo error.

Mientras la causa palestina sigue estando dominada por los no palestinos, el sionismo permanece en manos de los judíos, y es esencial que continúe así. El sionismo es un movimiento judío que tiene por objeto la consecución de sus propias aspiraciones nacionales. Los no judíos pueden simpatizar con sus objetivos e incluso apoyarlos activamente, pero nunca deberían decidir el significado del sionismo o su dirección futura. Si lo hicieran, irían contra el propósito del sionismo, al poner el futuro de los judíos en manos de los no judíos.

(…)

Si los no judíos adquieren un mayor papel en su conducción, el sionismo sufrirá algunos de los males que padece la causa palestina, y se convertirá más en un movimiento antipalestino que proisraelí. Esto debilitaría el sionismo y finalmente lo destruiría, porque mientras la causa palestina se beneficia del apoyo absoluto de casi dos mil millones de musulmanes, los judíos no reciben un apoyo incondicional de nadie y tienen que seguir fuertes y unidos si quieren sobrevivir como nación.

En esta columna para Israel Hayom, el profesor Eyal Zisser explica por qué cree que los kurdos seguirán sin materializar su sueño de un Estado independiente.

(…) los kurdos tienen su parte de responsabilidad en el fracaso a la hora de asegurar un Estado kurdo independiente, debido a su falta de unidad (…). Al mismo tiempo, sin embargo, no se puede ignorar el hecho de que los kurdos no reciben el mismo apoyo y atención de los medios internacionales, ni el mismo afecto que los círculos elitistas de todo el planeta otorgan generosamente los palestinos. El mundo no apoya a los kurdos, y eso se aplica principalmente a los poderes globales, que los han usado para sus propios intereses y los han abandonado en el momento de la verdad. Podemos asumir que en el futuro también serán librados a su propia suerte.

El actual presidente iraní prometió al llegar al cargo, en 2013, que conseguiría un acuerdo nuclear, logro que puede no bastarle para lograr la reelección en los comicios presidenciales de mayo de 2017. Así lo estima el analista iraní Saeid Jafari en esta pieza para Al Monitor, que cree que el debe de su mandato tiene demasiado peso.

Otro punto central de la estrategia de campaña de Ruhaní en 2013 fue la liberación de los líderes opositores detenidos Mir Hosein Musavi y Mehdi Karrubi. Hasta ahora, la promesa no se ha materializado. La única respuesta proporcionada por Ruhaní y sus vicepresidentes (…) ha sido: “Lo estamos intentando. Este asunto requiere un acuerdo nacional. El Gobierno está comprometido con sus promesas al pueblo”. Y en lo que se refiere a la libertad de expresión y de medios de comunicación, aunque la situación ha mejorado en comparación con lo que había con el anterior presidente, Mahmud Ahmadineyd, la prohibición de periódicos continúa, mientras incluso páginas web pro Ruhaní están siendo sometidas a control.

La debilitada economía iraní es quizás el mayor reto al que se enfrentan Ruhaní y su Administración. Lo que ha hecho este reto aún más difícil es el legado de Ahmadineyad, que estuvo marcado por el Proyecto Mehr de viviendas para gente con bajos impuestos, subsidios mensuales en efectivo y tarjetas inteligentes para adquirir raciones de gasolina subvencionada. En un intento de reducir el impacto negativo de esas medidas, Ruhaní ha intentado animar a los iraníes a rechazar las limosnas del Gobierno. Además, aunque es crítico con el asunto Mehr, el presidente ha prometido también completar el proyecto. Y respecto al combustible subvencionado, el Parlamento iraní ha votado acabar con las ventas de gasolina a través de las tarjetas inteligentes.