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El Papa pide por la paz

 

Papa Francisco lava los pies a un musulman 2

El papa Francisco quiso que uno de los rituales más simbólicos del Jueves Santo, el lavatorio de pies, se hiciera en un centro de menores de Roma, con doce internos simbolizando a los doce apóstoles en la Última Cena. Entre ellos había católicos, ortodoxos, ateos y dos musulmanes, que no fueron escogidos por su fe, sino para que la muestra fuera representativa de los residentes en dicho centro. El lavatorio de pies es sólo un símbolo de la liturgia católica, no tiene carácter sacramental, por lo que las creencias de cada uno de los reclusos no fueron óbice para su realización.

El Papa no quiso que este acto se retransmitiese por la televisión vaticana, para que no se interpretara como una utilización oportunista de los reclusos; su intención era muy otra:

Lavar los pies significa decir: estoy a tu servicio. ¿Y para nosotros, qué significa esto? Pues que debemos ayudarnos, ayudarnos los unos a los otros: esto es lo que Jesús nos enseña y lo que yo hago.

Por otro lado, en la misa del Domingo de Resurrección hizo especial hincapié en la necesidad de encontrar la paz en lugares como Siria, Irak, África, Israel y Palestina.

El papa Francisco tiene un historial de buenas relaciones con los musulmanes y con los judíos. El rabino David Rosen, director de asuntos interreligiosos del Comité Judío Americano, ha tenido palabras de alabanza para el Sumo Pontífice, al que ha descrito como un hombre modesto y dulce que ha mostrado en diversas ocasiones su solidaridad con la comunidad israelita.

Cuando era cardenal, Bergoglio visitó las sinagogas de Buenos Aires en diversas ocasiones, y fue el primer personaje público en firmar una petición que solicitaba justicia para las víctimas del atentado contra la AMIA. El pasado noviembre celebró una ceremonia en honor de las víctimas de la Noche de los Cristales Rotos en la catedral de Buenos Aires, y suele colaborar en diversas actividades con el Congreso Judío Latinoamericano.