Las negociaciones entre el P5+1 (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU –EEUU, Rusia, China, Francia y el Reino Unido– más Alemania) y el Gobierno de Teherán han llegado a un «entendimiento» que, se supone, conducirá en junio a la firma de un acuerdo definitivo.
«Hemos cerrado un ciclo que no era del interés de nadie», dijo ayer el ministro de Exteriores iraní, Javad Zarif, en rueda de prensa. Por su parte, el presidente norteamericano, Barack Obama, saludó el acuerdo subrayando que «se priva de toda posibilidad» a Irán para que desarrolle un arma nuclear y se establece el sistema de inspecciones más intrusivo en la historia. «Si Irán hace trampa», afirmó Obama, «el mundo lo sabrá.»
El primer ministro israelí dijo en Twitter, minutos antes del anuncio de Lausana: «Cualquier acuerdo debe recortar significativamente los capacidades nucleares de Irán y poner fin a su terrorismo y las agresiones que perpetra». Asimismo, ha prometido que seguirá luchando por que se materialice un acuerdo que considera pésimo.
Por su parte, el ministro israelí de Inteligencia, Yuval Steinitz, ha afirmado que el acuerdo está «desconectado de la triste realidad» de Oriente Medio: «Esta declaración está lejos de ser un verdadero acuerdo, mantendremos nuestros esfuerzos para explicarlo y convencer al mundo; con la esperanza de prevenir un mal pacto, o al menos para incluir correcciones y mejoras en el mismo».
Los atentados se produjeron simultáneamente en varios controles de seguridad, con rifles automáticos y cohetes. De los fallecidos, 15 son soldados y dos, civiles. Posteriormente fueron abatidos 15 terroristas en distintos choques armados.
En la zona de los ataques, el Ejército está luchando contra la rama local del Estado Islámico.
Según fuentes del Ministerio de Defensa yemení consultadas por CNN, un tercio de los prisioneros huidos del penal de la ciudad costera de Al Mukala tienen vínculos con la organización terrorista fundada por Osama ben Laden. Uno de ellos sería Jaled Batarfi, un importante miembro de la misma.
No es la primera vez que se produce una fuga masiva: el mes pasado cientos de presos se escaparon de la cárcel de Al Mansurah (Adén) tras un enfrentamiento entre rebeldes huzis y fuerzas leales al presidente derrocado, Al Hadi.
Los rebeldes chiíes se abrieron paso hasta el corazón de la ciudad portuaria con tanques y vehículos blindados, a pesar de los ataques aéreos contra sus posiciones que está llevando a cabo una coalición multinacional suní liderada por Arabia Saudí. Han muerto al menos 44 personas, 18 de ellas civiles.
El palacio presidencial Adén fue el último lugar de residencia del presidente Hadi antes de huir a Arabia Saudí, la semana pasada.