Abdul Fatah Said Husein Jalil al Sisi, general del ejército egipcio, es hoy el hombre fuerte del país. Tras cumplirse el ultimátum castrense de 48 horas, el general Sisi destituyó ayer a Mohamed Morsi «por haber fracasado en atender las demandas del pueblo egipcio», según explicó ayer en una alocución televisada, rodeado de líderes cívicos (Mahmud al Aziz, del movimiento Tamarod), políticos (Mohamed el Baradei) y religiosos (el papa copto Tawadros II y el jeque de la Universidad Al Azhar, Ahmed al Tayeb).
Al Sisi afirmó que el Ejército no podía permanecer ciego y sordo ante la llamada de millones de egipcios en las calles e hizo referencia a una nueva «hoja de ruta» para sacar al país del colapso político. Consumada la destitución del presidente islamista, Sisi entregó el poder al presidente de la Corte Suprema Constitucional, Adli Mansur, que «regirá los asuntos del país durante el periodo de transición hasta la elección de un nuevo presidente».
Al Sisi nació en El Cairo en 1954 y se graduó en la Academia Militar en 1977. Sirvió en la infantería mecanizada y se especializó en la lucha antitanques y en la guerra de morteros. En 2008 se convirtió en el comandante de la región militar de Alejandría y en jefe de Información y Seguridad en el Ministerio de Defensa. El 12 de agosto de 2012 Mohamed Morsi lo nombró jefe del Estado Mayor, en sustitución de Mohamed Husein Tantawi, y ministro de Defensa.
El nuevo hombre fuerte del país saltó a los titulares de la prensa internacional cuando defendió la actuación del Ejército en la represión de las protestas contra Mubarak en 2011, así como la práctica de test de virginidad a las mujeres que protestaban contra la dictadura en la plaza Tahrir.
El 9 de mayo de 2011 –justo después de la celebración internacional del Día de la Mujer–, 17 opositoras fueron detenidas, golpeadas, fustigadas con bastones eléctricos, forzadas a someterse a test de virginidad y amenazadas con ser procesadas por ejercer la prostitución. Cuando se le preguntó al respecto, Sisi dijo que los referidos test tenían por objeto «proteger a las mujeres de posibles violaciones, y a los militares y funcionarios de posibles denuncias por violación».