Contextos

El éxito tunecino

Por José María Marco 

Bandera de Túnez
"La nueva Constitución está considerada la más avanzada de los países de mayoría musulmana. Consagra la división de poderes (los militares no han intervenido en el proceso político de estos años), establece un régimen parlamentario con un jefe de Estado (o Presidente de la República) con poderes importantes en seguridad y asuntos exteriores. Instaura un Tribunal Constitucional independiente encargado de velar por los derechos y las libertades. No cita la sharía como fuente de legislación y consagra el derecho de las mujeres a la igualdad, de la que el Estado sale garante a partir de ahora""Túnez se enfrenta también a problemas derivados del terrorismo islámico. Ha habido algún ataque suicida contra objetivos turísticos, siendo el turismo una de las principales industrias del país. "

La llamada primavera árabe arrancó en Túnez, el 17 de diciembre de 2010, cuando Mohamed Bouazizi, un hombre de 26 años, se suicidó, desesperado por no poder ganarse la vida y salir adelante. Desde entonces Túnez ha conseguido una estabilidad que otros países de mayoría musulmana que se rebelaron contra sus correspondientes dictaduras, como Libia, Egipto o Siria, no han logrado todavía.

El camino no ha sido fácil. Tras la salida del presidente Ben Ali, las primeras elecciones libres dieron la victoria al Partido Ennahda (Partido del Renacimiento) (con 89 escaños de los 217 en juego). De corte moderado pero inspirado en los Hermanos Musulmanes, nunca había sido legalizado por el Gobierno tunecino. Sin embargo, antes de tratar de imponerse, prefirió la alianza con dos partidos laicos de centro, el Congreso para la República (29 se representantes) y el Partido Ettakatol (20 escaños). La coalición no evitó del todo las protestas en vista de la desconfianza que suscitaba Ennahda, al que se acusó de tolerar a los salafistas y de proteger a los islamistas radicales. El asesinato del político de izquierdas Chokri Belaid provocó una crisis gubernamental. Y el de Mohamed Brahmi, poco después del golpe militar en Egipto, aumentó las tensiones, agravadas por la vecindad con Libia.

En contra de lo que muchos pensaban, el desorden no llevó a Ennahda a aferrarse al poder en nombre de la estabilidad y al cabo de unos cuantos meses, el partido islamista –a diferencia de lo ocurrido en Egipto- se retiró y cedió el poder a un Gobierno tecnocrático. Fue un ejemplo de madurez y de responsabilidad, raro en todas partes, no sólo en los países de mayoría musulmana.

El Gobierno fue presidido por Mehdi Jomaa, un ingeniero independiente. Jomaa recibió el respaldo de la mayoría de la Cámara (149 votos contra 20, además de 24 abstenciones). Casi simultáneamente, quedó aprobada la nueva Constitución, que sustituye a la de 1959. (La historia constitucional de Túnez se remonta a 1857 cuando Mohammed Bey promulgó una carta otorgada de corte europeo llamada el Pacto Fundamental.)

La nueva Constitución está considerada la más avanzada de los países de mayoría musulmana. Consagra la división de poderes (los militares no han intervenido en el proceso político de estos años), establece un régimen parlamentario con un jefe de Estado (o Presidente de la República) con poderes importantes en seguridad y asuntos exteriores. Instaura un Tribunal Constitucional independiente encargado de velar por los derechos y las libertades. No cita la sharía como fuente de legislación y consagra el derecho de las mujeres a la igualdad, de la que el Estado sale garante a partir de ahora.

La religión está tratada de una forma compleja, en un esfuerzo por mantener una actitud a la vez moderna y respetuosa. El preámbulo reconoce “el apego del pueblo a las enseñanzas del islam”, que relaciona con valores y principios de orden universal. El artículo 1, por su parte, reconoce el islam como religión de Túnez, aunque la sharía no va citada, como ya se ha dicho, como fuente de legislación. El artículo 2 afirma que el Estado tunecino es un Estado civil.

Evidentemente, los problemas de Túnez no han acabado con la promulgación de la Constitución. El propio texto constitucional ha sido criticado, en particular por la redacción del artículo 6. El texto insiste explícitamente en que el Estado garantiza la  libertad de culto, la neutralidad política de los lugares de culto, la divulgación de los valores de tolerancia y moderación, así como la protección de lo sagrado y la prohibición de cualquier ofensa contra él. La versión final del artículo, extremadamente discutido, logró un consenso muy amplio (152 votos) de la asamblea.

Túnez se enfrenta también a problemas derivados del terrorismo islámico. Ha habido algún ataque suicida contra objetivos turísticos, siendo el turismo una de las principales industrias del país. Además, tiene que gestionar la vuelta al país de los yihadistas tunecinos que han participado en la guerra civil en Siria. Es cierto que no es el único país que afronta este reto.

El problema fundamental al que se enfrenta Túnez una vez conseguida la estabilidad política es el de la pobreza. El PIB creció un 3.3% en 2012 y según las estimaciones crecerá un 4,6 % en 2014. Aun así, Túnez tiene un 16, 5% de desempleo (mucho más alto entre los jóvenes) y no ha sido capaz de acabar con las bolsas de pobreza extrema ni con las desigualdades regionales. La madurez política demostrada y el recuerdo de Mohamed Bouazizi deben servir para que Túnez, un pequeño país que ha pasado a ser uno de los grandes, logre un crecimiento económico sostenido y estable.