Contextos

El Estado Islámico retrocede

Por Jesús M. Pérez 

Abu Bakr al Bagdadi
"Según la consultora británica IHS, a lo largo de 2015 el Estado Islámico ha perdido el 14% del territorio que controlaba a principios de año. Sus pérdidas más significativas han tenido lugar ante el avance de las fuerzas kurdas, tanto siras como iraquíes. En cambio, donde más ha avanzo ha sido en las inmediaciones de Palmira y Ramadi. Sin embargo, el pasado domingo 27 el Gobierno de Bagdad anunció que, tras intensos combates, las tropas iraquíes habían tomado el centro de Ramadi"

El pasado sábado se publicó en internet un audio que presuntamente habría grabado el líder del Estado Islámico, su primera comunicación de este tipo desde mayo de 2015. En ella afirma que el Califato marcha bien y está en expansión, y que los ataques aéreos de la coalición internacional y Rusia no les han hecho mella. De paso, amenaza a los judíos de Israel y se burla de la coalición antiterrorista que pretende liderar Arabia Saudita. También se jacta de la negativa de los países occidentales a intervenir directamente con tropas sobre el terreno.

Que después de tanto tiempo Abu Bakr al Bagdadi, que se mantiene en las sombras a pesar de liderar el Estado Islámico, haya roto su silencio podría ser un síntoma de los reveses sufridos por su organización en varios frentes simultáneamente. Así podría interpretarse su llamamiento urgente a todos los musulmanes para que se unan a la lucha, y en especial a los saudíes, a que se alcen contar el Gobierno de Riad.

Según la consultora británica IHS, a lo largo de 2015 el Estado Islámico ha perdido el 14% del territorio que controlaba a principios de año. Sus pérdidas más significativas han tenido lugar ante el avance de las fuerzas kurdas, tanto siras como iraquíes. En cambio, donde más ha avanzo ha sido en las inmediaciones de Palmira y Ramadi. Sin embargo, el pasado domingo 27 el Gobierno de Bagdad anunció que, tras intensos combates, las tropas iraquíes habían tomado el centro de Ramadi, capital de la gobernación de Al Anbar y ubicada 90 kilómetros al oeste de Bagdad. Llevaba desde mayo en manos del Estado Islámico. El martes 29, el primer ministro iraquí visitó la ciudad. Seguían los combates esporádicos en algunas partes, mientras los especialistas neutralizaban trampas explosivas y proyectiles sin estallar.

Se trata de la primera victoria militar que el Ejército iraquí alcanza por sí mismo frente al Estado Islámico. Esta vez quedaron al margen las milicias chiíes, para no exacerbar las rivalidades sectarias en el Triángulo Suní. Aunque su ausencia del campo de batalla se deba en buena parte a que Irán ha traslado a gran cantidad de sus integrantes a Siria.

Esta victoria abre una puerta a la esperanza de que las iraquíes se conviertan en una fuerza operativa, ahora que están en un proceso de reorganización, de la mano de instructores de la coalición internacional, entre los que hay españoles. Por eso ha merecido un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores español.

La punta de lanza de la ofensiva iraquí la formaron unidades de fuerzas especiales entrenadas por militares australianos, italianos y noruegos. Además, zapadores del Ejército iraquí repararon un puente y tendieron otro provisional sobre el río para facilitar el asalto a la ciudad; además, limpiaron las vías de acceso de artefactos y trampas explosivas con materiales y asesoramiento estadounidenses

Un día antes de la liberación del centro de Ramadi, los combatientes de las Fuerzas Democráticas Sirias arrebataban al Estado Islámico la presa de Tishrín, tras una ofensiva lanzada el 23 de diciembre que les ha llevado a liberar también varias localidades en un arco de 20 kilómetros en la región meridional del cantón de Kobani. Construida en el río Éufrates, la presa de Tishrín es un punto estratégico porque proporciona electricidad a una parte importante del norte de Siria. Además, al constituir un paso sobre el río, forma parte de una de las principales rutas que conectan Alepo con Al Raqa, la capital del Estado Islámico.

Las Fuerzas Democráticas Sirias han contado en esta ofensiva con el apoyo aéreo de la coalición internacional. Se trata de una coalición creada en octubre que agrupa a fuerzas kurdas, árabes sunníes y asirias cristianas.

En otro orden de cosas, un portavoz militar estadounidense informó esta semana de la muerte en el último mes de diez líderes del Estado Islámico. Entre ellos se encontraría un cabecilla del grupo que mantenía contactos con la célula terrorista que cometió los atentados del viernes 13 de noviembre en París. Además, habrían muerto un experto en ciberseguridad y un responsable de finanzas del EI. Otro hito más en la lucha contra éste lo constituyó el asalto conjunto realizado por fuerzas especiales estadounidenses y comandos kurdos el pasado viernes 25 a un complejo de edificios en Hawija, al sur de Kirkuk. Al menos un comandante del Estado Islámico resultó muerto.

La sucesión de victorias contra el Estado Islámico podría llevarnos a ser optimistas sobre el desenlace de la lucha que se está desarrollando sobre el terreno. Pero hay que ser cautos. Tanto en Siria como en Irak hay una serie de equilibrios que podrían saltar por los aires. Por un lado, tras la toma de la presa de Tishrín, las Fuerzas Democráticas Sirias han avanzado hacia al oeste del Éufrates en dirección a Manbij. Más al norte queda la única franja de la frontera turco-siria en manos del EI. El grupo mayoritario entre las Fuerzas Democráticas Sirias lo componen las milicias kurdas, por lo que el Gobierno turco podría encontrar en ello una razón para bombardear territorio sirio ante un avance rebelde hacia sus fronteras. En Irak, el próximo objetivo del Ejército es la ciudad de Mosul, la tercera del país y de población multiétnica. Para el éxito de la ofensiva gubernamental habrá que contar con las fuerzas del Gobierno regional kurdo. Una vez más, el Ejército contará como aliadas a unas milicias definidas por claves étnicas o religiosas. Para los habitantes árabes suníes de Mosul y otras localidades más al sur, la aparición de los peshmergas kurdos no representará necesariamente una liberación. Y es que, una vez desaparece el Estado Islámico del terreno de juego, lo que queda son los viejos conflictos de la región.