El pasado jueves, cazas israelíes abatieron un drone cerca de la costa de Haifa. El aparato, según una declaración del Tsahal, fue identificado mientras volaba en dirección norte-sur a lo largo de la costa del Líbano. Hezbolá ha negado estar implicado, pero es el único autor probable.
No es la primera vez que Israel derriba un drone del “Partido de Dios”. El 7 de octubre del año pasado uno de ellos –Ayoub– invadió el espacio aéreo israelí y, consecuentemente, fue abatido. El secretario general de Hezbolá, Hasán Nasrala, reveló entonces que el dispositivo había sido fabricado en Irán y ensamblado por su grupo en el Líbano, y se jactó de ello:
No es la primera vez , y no será la última. Podemos alcanzar cualquier zona [de Israel].
Si esta última incursión de un aparato no tripulado está vinculada a Hezbolá, el momento elegido resulta curioso. La organización está combatiendo intensamente en Siria del lado del régimen de Asad. La lucha, que reviste un explícito carácter sectario, enfrenta a los chiíes de Hezbolá contra la mayoría suní del país. El conflicto, si bien posee una importancia crucial para salvaguardar la influencia estratégica de la organización en Siria, le plantea no obstante un problema de relaciones públicas.
Hezbolá se ha construido una imagen de movimiento de resistencia no sectario, panislámico y panárabe, cuyo arsenal está destinado a defender al Líbano de Israel. Se ha servido de dicha imagen para ganar legitimidad y extender la influencia de Irán en el mundo árabe suní. La guerra en Siria lo ha despojado de ese disfraz, al tiempo que en el Líbano se alzan voces (incluso en la comunidad chií y en algunas de las familias de los combatientes de la organización caídos en el conflicto) que se preguntan qué tiene que ver la guerra en Siria con la resistencia contra Israel. Enviar un drone a territorio israelí sirve como recordatorio de que Hezbolá está dedicada a combatir al Estado judío, el cual sigue siendo su verdadero enemigo.
Además, el grupo chií tiene interés en demostrar a Israel que, pese a su preocupación por la guerra en Siria, mantiene su capacidad y disposición para combatir.
El lanzamiento tuvo lugar inmediatamente después de la supuesta visita de Nasrala a Teherán y de su encuentro allí con el líder supremo Alí Jamenei, lo que sugiere que el jefe de Hezbolá podría haberse coordinado con el dirigente iraní; eso también explicaría la cautela con que los libaneses han gestionado el episodio. Oficialmente, Hezbolá ha negado haber enviado el drone, pero, por otra parte, en un editorial informativo en Al Manar, su canal televisivo, se enorgullecía de la operación; eso sí, sin reivindicarla.
En otras palabras, mediante esta limitada provocación Hezbolá desea cosechar beneficios de imagen sin tener que afrontar una devastadora represalia israelí, que podría conducir a la guerra abierta que en estos momentos trata de evitar.
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