Al menos 51 personas, la gran mayoría islamistas, perdieron la vida y 435 resultaron heridas en los disturbios registrados ayer, la jornada más violenta desde el derrocamiento del islamista Mohamed Morsi.
Mientras el Ejército advierte de que no tolerará «ninguna amenaza contra la seguridad nacional», el jeque de Al Azhar, la institución más prestigiosa del islam suní, ha llamado a la reconciliación y a evitar el desencadenamiento de una guerra civil.
Washington insiste en que su posición en el conflicto es neutral y pide “contención” al Ejército, a quien ha instado a poner fin a las detenciones y a las injerencias en el ámbito de los medios de comunicación.
El presidente interino, Adli Mansur, ha emitido este lunes una declaración constitucional que consta de 33 artículos y sienta las bases del periodo transitorio, que contempla también una reforma de la actual Constitución, suspendida por los militares, que será sometida a referéndum antes de las legislativas.
Según el calendario estipulado en la declaración, tanto las legislativas como las presidenciales, que sucederán a las primeras, deberán celebrarse en un plazo inferior a seis meses.
El secretario general de la ONU ha hecho un llamamiento a los dos bandos en guerra a suspender las hostilidades durante el mes sagrado de los musulmanes, que comienza precisamente hoy martes.
El embajador sirio ante la ONU se ha apresurado a rechazar la idea. Bashar Jafari ha afirmado que su país no necesita un cese parcial de la violencia, sino uno definitivo, y emplazado a los rebeldes a comprometerse plenamente con las conversaciones de paz promovidas por EEUU y Rusia.
Según se informa en la página web del partido de Bashar al Asad, el pasado domingo fueron destituidos todos los miembros de la directiva de la formación salvo el propio dictador.
La renovación obedece al descontento de las bases con la postura inflexible de sus responsables antes y durante la actual crisis, en palabras de Basam Abu Abdulá, director del Centro para los Estudios Estratégicos de Damasco.
El atentado más grave se produjo en Mosul (norte), donde un coche bomba mató a seis miembros de la misma familia –incluidos tres niños– y provocó heridas en ocho personas más.
Con estos son ya 185 los muertos que se ha cobrado la ola de violencia en lo que va de julio. Más que en todo el pasado mes de diciembre.