Jonathan Schanzer, de la Fundación para la Defensa de las Democracias, analiza el escenario que se generará en la Autoridad Palestina tras la desaparición de Mahmud Abás, un líder anciano y con problemas de salud que da por hecho que estará al frente de la organización hasta su muerte.
Trabajar para asegurar una transición ordenada en la era post Abás va de la mano con la prevención del colapso de la Autoridad Palestina. EEUU e Israel tienen varias medidas de emergencia a su disposición para evitar tal colapso. La primera es el fortalecimiento de la economía palestina, que ha estado mucho tiempo dependiendo de Israel para su crecimiento, a través de vías que no socaven la seguridad israelí. El segundo foco debe centrarse en revitalizar la estancada sociedad civil palestina. Los últimos años de la presidencia de Abás han visto cómo se expulsaba a reformistas (el primer ministro Salam Fayad) y figuras políticas independientes (Yaser Abed Rabo), mientras se erosionaba la independencia de periodistas y jueces. Encontrar maneras de inyectar nueva vida en el ámbito político y las instituciones reducirá a largo plazo la presión de la Autoridad Palestina.
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La Administración Obama, sin embargo, ha demostrado pocos deseos de utilizar su capital político en la política palestina durante su último año de mandato, y los políticos israelíes prefieren la relativa estabilidad a corto plazo de Abás a la potencial inestabilidad de un proceso de reformas a largo plazo. Solo entonces, con nuevos líderes y un renovado sentido de la apertura política, madurarán las condiciones para hacer la paz con Israel.
El Consejo de Relaciones Exteriores hace aquí un resumen de los orígenes del conflicto entre ambos países y de los principales acontecimientos que han marcado su desarrollo. El informe advierte del peligro de conflicto grave entre estas dos potencias nucleares.
Las disputas territoriales sobre la región de Cachemira provocaron dos de las tres mayores guerras indo-paquistaníes en 1947 y 1965, y una guerra limitada en 1999. Aunque ambos países pactaron un frágil alto el fuego en 2003, intercambian regularmente disparos a lo largo de la frontera en disputa. Hubo un repunte importante de las violaciones del alto el fuego que comenzó en julio de 2014, así como fuego continuo de artillería y armas cortas durante 2015. Cada bando acusaba al otro de violar el alto el fuego y afirmaba que disparaba en represalia por dichos ataques.
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El flujo de combatientes yihadistas y grupos afines de Afganistán a Cachemira amenaza con un incremento mayor de la violencia a lo largo de la frontera. Además, si hubiera otro ataque al estilo del de Mumbai en 2008 (combatientes de Lasjar e Toiba –grupo terrorista islamista de Cachemira– arrasaron la ciudad durante cuatro días, matando a 164 personas), perpetrado por aliados de las milicias paquistaníes, podría desencadenarse una grave confrontación militar entre dos estados con armas nucleares.
Mshari al Zaydi, analista y presentador de Al Arabiya, resume el discurso del monarca saudí en el Parlamento egipcio y pasa revista al estado de las relaciones entre las dos potencias árabes.
El terrorismo religioso trata de dañar la estabilidad árabe. Arabia Saudí y Egipto están juntos en la lucha contra ese mal. Egipto ha luchado con coraje y Arabia Saudí derrotó en el ámbito doméstico a Al Qaeda y grupos similares y está luchando contra el Estado Islámico.
El rey Salman dijo en el Parlamento: “La cooperación con Egipto acelerará la eliminación del terrorismo, somos dos pueblos hermanados y unidos. Esta convicción es el pilar básico de nuestras relaciones a todos los niveles”.
La alianza egipcio-saudí es el pilar sólido que preservará el interés del pueblo árabe. Egipto representa la historia, el poder y la civilización, y Arabia Saudí es una fuente de energía y esperanza para las oportunidades de inversión.