Contextos

El terrorismo perjudica al islam radical

Por Daniel Pipes 

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"La regla general es que el terrorismo no provoca intimidación, sino ira y hostilidad. En vez de acobardar a la población, la conciencia, y suscita odio hacia la causa islamista tanto entre musulmanes como no musulmanes. En vez de contribuir a la causa islamista, los grandes actos violentos la perjudican""Si la violencia que alcanza relevancia resulta contraproducente, ¿por qué los islamistas persisten en ese comportamiento autodestructivo? Debido a la ira y a que tienen una disposición violenta""Su destino será el mismo vertedero de la Historia en el que podemos encontrar al fascismo y al comunismo. Como esos otros dos totalitarismos, promete causar una terrible destrucción y muchas muertes antes de acabar fracasando"

Una reciente epidemia de atentados relevantes cometidos por musulmanes en nombre del islam en Canadá, Israel, Nigeria, Australia, Pakistán y Francia plantea una cuestión obvia: ¿de qué forma suponen los autores islamistas de dichos ataques que asesinar a un guardia de honor, atropellar a peatones, asesinar a pasajeros no musulmanes de autobús, tomar como rehenes a los dueños de un café o masacrar a hijos de militares y a dibujantes satíricos les ayudará a lograr su objetivo de aplicar la ley islámica e instaurar un califato?

Lógicamente, la violencia sólo les ayuda si aterroriza a sus enemigos y les obliga a someterse a sus deseos; a fin de cuentas, la intimidación constituye la esencia del terrorismo. A veces el terrorismo islamista logra ese objetivo. Por ejemplo, para mantenerse al margen de problemas, un destacado número de artistas se ha autocensurado en lo concerniente al islam, y la chapucera respuesta gubernamental a los atentados de 2004 en Madrid ayudó al partido de la oposición a ganar las elecciones; posteriormente, España retiró a sus fuerzas de Irak.

Sin embargo, la regla general es que el terrorismo no provoca intimidación, sino ira y hostilidad. En vez de acobardar a la población, la conciencia y suscita odio hacia la causa islamista tanto entre musulmanes como no musulmanes. En vez de contribuir a la causa islamista, los grandes actos violentos la perjudican. He aquí algunos ejemplos destacados:

Resulta irónico que los actos terroristas que quedan en la oscuridad no tengan este efecto contraproducente. Por mencionar uno entre muchos ejemplos: cuando en 2013 un musulmán egipcio decapitó a dos cristianos coptos en Nueva Jersey, pocos se enteraron y se suscitó poca indignación. Debido a la renuencia de la Policía, los políticos, la prensa y las autoridades académicas, la mayoría de los atentados yihadistas de este tipo no suele hacerse público, lo que impide que aumente el sentimiento antiislámico. (Por desgracia, demasiado a menudo quienes tienen el deber de proteger ocultan la verdad).

Si la violencia que alcanza relevancia resulta contraproducente, ¿por qué los islamistas persisten en ese comportamiento autodestructivo? Debido a la ira y a que tienen una disposición violenta.

Ira: los islamistas, sobre todo los más radicales, exudan amargura, cólera, resentimiento y envidia. Loan la época medieval, cuando los musulmanes eran el pueblo más rico, adelantado y poderoso, y consideran que la decadencia musulmana es consecuencia de la duplicidad y traición de Occidente. Sólo contraatacando como es debido a esos maquinadores cruzados y sionistas los musulmanes podrán recuperar el puesto de honor y poder que les corresponde. Manifestar ira se convierte en un fin en sí mismo, lo que lleva a la miopía, a la incapacidad de trazar planes, a la ausencia de pensamiento estratégico y a una grandilocuencia palpitante.

Disposición violenta: exultantes por considerar que conocen directamente la voluntad divina, los islamistas promueven la violencia. Hacer que el enemigo tiemble de miedo para luego aplastarlo es el gran sueño islamista, el cumplimiento de un intensa animadversión, un triunfo de la superioridad del islam sobre las otras religiones y sobre los musulmanes que carecen del ardor de su fe. Atentados suicidas, decapitaciones, asesinatos de tipo mafioso, y otros actos de grotesca recriminación expresan un hondo deseo de venganza

A largo plazo, pues, estos actos violentos causan un inmenso perjuicio a la causa islamista. Las víctimas de esta violencia (sólo en 2013, unas 10.000 en 2.800 atentados) no murieron en vano; sacrificaron involuntariamente sus vidas en una atroz guerra de voluntades. Los asesinatos discriminados, como los cometidos en Francia contra los dibujantes, causan un enorme impacto en la opinión pública.

En resumen, la autocompasión y la ineptitud estratégica son los distintivos de la campaña islamista. Lo catastrófico de su programa corre parejo a lo inepto de sus tácticas. Llego así a la conclusión de que su destino será el mismo vertedero de la Historia en el que podemos encontrar al fascismo y al comunismo. Como esos otros dos totalitarismos, promete causar una terrible destrucción y muchas muertes antes de acabar fracasando. La guerra será larga y dolorosa, pero al final, una vez más, las fuerzas de la civilización derrotarán a las de la barbarie.

Puede que el actual del terrorismo en nombre del islam parezca ayudar a la causa islamista. En realidad, lo que hace es acercarla más a su merecido hundimiento

Daniel Pipes-Middle East Forum