El Gobierno británico prepara una batería de medidas contra el movimiento israelófobo BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones), que pretende la marginación internacional del Estado judío.
Así, el Gabinete de David Cameron pretende prohibir que las instituciones públicas británicas, con independencia de su rango y nivel, se sumen al BDS, decisión que ha sido celebrada por Jerusalén.