Ese es el mensaje que Ali Haidar, ministro para la Reconciliación, dejó claro ayer ante el anuncio del presidente norteamericano de ampliar a Siria las operaciones militares contra el Estado Islámico. Damasco está dispuesta a colaborar en la batalla contra el yihadismo, pero exige que toda acción militar sea consultada y aprobada antes por el régimen de Asad, de otra manera cualquier intervención en territorio sirio será considerada una agresión contra la soberanía nacional siria.
Según un informe de la CIA, el número de terroristas del EI en Siria e Irak se sitúa entre 20.000 y 31.500. El portavoz de la agencia de inteligencia norteamericana, Ryan Trapani, ha declarado: «Estas cifras reflejan un aumento de miembros debido a que son más fuertes desde junio gracias a los éxitos logrados y la declaración del califato». Anteriormente se calculaba que el número de combatientes del EI estaba en torno a 10.000.
Los ministros de Exteriores de ambos países, aliados de EEUU en la coalición internacional para combatir el yihadismo en Oriente Medio, han expresado su oposición a participar en ataques aéreos sobre territorio sirio. Ambos cancilleres aseguran que no se les ha pedido participar en esas operaciones militares y que, en consecuencia, no tomarán parte en una eventual campaña de ataques de aviación sobre Siria.
Los militares del cuerpo de la ONU llevaban retenidos desde el día 28 del mes pasado por el Frente de al Nusra, filial siria de Al Qaeda. El contingente estaba formado por naturales de Fiji. En la liberación participó activamente el ministro de Relaciones Exteriores de Fiji, Inoke Kubuabola, que viajó a Oriente Medio para asegurar su rescate.
El presidente francés llegará hoy a la capital iraquí en viaje de Estado, como un gesto significativo de apoyo al Ejecutivo iraquí en sus esfuerzos por acabar con la amenaza del yihadismo del Estado Islámico. La visita de Hollande es la primera de alto nivel que recibe el país desde que el pasado mes de junio los yihadistas comenzaran a hacerse fuertes en áreas del norte del país.
El Parlamento libio quiere que antes de finales de año se vote en referéndum el texto de la nueva Carta Magna, con el fin de que el país supere el caos político actual. Los poderes occidentales confían en que una nueva Constitución representativa sirva de puente para superar las divisiones étnicas, tribales y regionales que han sumido Libia en un estado de anarquía y violencia sectaria.
Si bien públicamente tanto la Autoridad Palestina como Hamás pidieron la apertura de una causa por parte de la Corte Penal Internacional sobre los presuntos crímenes de guerra cometidos en la Franja, la Administración palestina mantiene paralizada esa solicitud. Según la cadena catarí Al Yazira, el fiscal general de la CPI no ha recibido aún “una confirmación positiva” del ministro de Exteriores palestino, Riad Malki, sobre la petición inicial del ministro de Justicia para que la Corte investigue los presuntos crímenes de guerra cometidos en la Franja de Gaza durante la operación Margen Protector.