En torno a las tres de la mañana de este lunes la responsable diplomática de la UE, Catherine Ashton, fue la primera autoridad en anunciar la firma de un acuerdo entre el P5 +1 (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU –EEUU, Rusia, Reino Unido, Francia y China– más Alemania) y la República Islámica, merced al cual se rebajarán en los próximos seis meses las sanciones económicas que pesan sobre Teherán a cambio de la suspensión de la construcción del reactor de Arak y de que los inspectores de la Organización Internacional de Energía Atómica puedan comprobar la aplicación del acuerdo.
Irán podrá seguir enriqueciendo uranio al 5%, y sus existencias de concentración superior serán diluidas para evitar su utilización con fines bélicos.
El presidente iraní ha asegurado en rueda de prensa que el pacto nuclear alcanzado en Ginebra es un éxito que se debe a «la bendición de Alá, la guía del Líder Supremo y el apoyo del pueblo».
«El logro central es que los derechos a enriquecer uranio en suelo iraní han sido reconocidos por las naciones», ha declarado; por tanto, el programa nuclear de la República Islámica seguirá su curso en las instalaciones de Natanz, Fordo, Arak e Isfahán.
El presidente norteamericano aseguró al premier israelí que EEUU no permitirá a Irán construir armas atómicas «bajo ninguna circunstancia» y que las negociaciones para un acuerdo definitivo con Teherán se llevarán a cabo previa consulta con Jerusalén.
El Cairo ha comunicado que ha tomado tal decisión debido a la “interferencia” de Ankara en los asuntos internos egipcios.
El Gobierno del islamista Recep Tayyip Erdogan sigue muy próximo a los defenestrados Hermanos Musulmanes egipcios, algo que no gusta en absoluto a los gobernantes egipcios.
La nueva norma ha provocado el rechazo de varias organizaciones de derechos humanos, pero el primer ministro Beblawi considera que, lejos de restringirlos, garantiza los derechos de los manifestantes.
Desde el derrocamiento de Mohamed Morsi, el pasado julio, son más de 1.000 los egipcios muertos en los choques que protagonizan los Hermanos Musulmanes y las fuerzas del orden.
Si bien el presidente afgano aseguró en la Loya Jirga que las relaciones con EEUU son buenas, reconoció que no había un pacto cerrado para la retirada de las tropas estadounidenses, con una fecha concreta, y que tendrán que seguir negociando.