Revista de Prensa

¿A qué juega la UE con Hezbolá?

 

desfile hezbolá

David Harris, director ejecutivo del American Jewish Committee, denuncia la distinción ficticia que hace la Unión Europea entre las dos ramas del grupo terrorista chií libanés de obediencia iraní. Como ha señalado siempre su líder, Hasán Nasrala, Hezbolá es una organización monolítica con un único objetivo.

¿No es hora ya de que la UE acabe el trabajo sobre Hezbolá que inició con su decisión de 2013?

Este paso importante obstaculizaría significativamente la capacidad de Hezbolá de operar libremente en Europa, y fortalecería a sus Gobiernos a la hora de acabar con los intentos de recaudación de fondos y organizativos del grupo dentro de las fronteras europeas.

El terrorismo es una amenaza para todos nosotros. Para responder a él tenemos que tener una visión clara, resolutiva y firme. Hezbolá es lo que dice ser: un grupo violento y doctrinario enraizado en el islam chií. Ningún esfuerzo por fingir lo contrario tendrá éxito. Ninguna creencia de que va a cambiar porque estamos listos para encontrarnos a mitad de camino puede funcionar. No cuando se trata de creencias no negociables y de la fe.

Noam Tibon, general de las IDF (Fuerzas de Defensa de Israel) en la reserva, considera necesario llevar a cabo un nuevo diseño territorial en Siria e Irak tras la derrota del califato terrorista, para no repetir los errores posteriores al derrocamiento de Sadam Husein y Gadafi.

La solución a este embrollo tiene que fundamentarse en la división de Siria e Irak en cuatro nuevos países sobre bases étnicas y religiosas, al objeto de proporcionar a cada uno de estos grupos cierto sentido de seguridad, independencia y prosperidad.

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La solución ofrecida aquí puede que no agrade a todos. Turquía temerá el establecimiento de un Estado kurdo en su frontera. Irán se resistirá a reducir su red de influencias en Irak. Israel y Jordania seguramente también se preocuparán por el nacimiento de un nuevo Estado suní en sus fronteras. Sin embargo, creo que la exhibición de un valeroso liderazgo estadounidense en la región mitigaría muchas de estas preocupaciones. Cuando los dirigentes de Oriente Medio se convenzan de que EEUU no está tratando de salir ahí y que, por el contrario, está dispuesto a intervenir para aportar soluciones, será también posible avanzar en estas iniciativas controvertidas pero necesarias.

Boaz Ganor, del Internacional Institute for Counter-Terrorism, resalta la importancia de contrarrestar el terrorismo de la manera más eficaz posible a través de un proceso que comienza por definir de manera precisa a qué tipo de fenómeno criminal se enfrenta en estos momentos el Estado judío.

La ola de terrorismo a la que se enfrenta Israel en los últimos meses no es, y nunca ha sido, una ‘intifada’. Una intifada es un levantamiento popular. La primera de ellas, que comenzó a finales de 1987, incluyó manifestaciones e incidentes violentos en los que participaron miles de palestinos en todos los territorios. La segunda, que comenzó en 2000, fue también un levantamiento de masas, pero, al contrario que en la primera, iban provistas de armas de fuego y las organizaciones terroristas palestinas se unieron llevando a cabo una serie de grandes atentados.

El fenómeno al que se enfrenta Israel actualmente es una ola severa de ataques terroristas, con claras características que difieren de las anteriores oleadas de terror, (…) consisten principalmente en ataques con arma blanca, atropellos y, últimamente, incluso ataques con pequeñas armas de fuego. El número de participantes es pequeño comparado con el de quienes tomaron parte en las intifadas.

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¿Cómo deberíamos enfrentarnos a la actual ola de terrorismo? Para eso hace falta medidas preventivas que drenen la sucia ciénaga en la que crecen el extremismo, la violencia y el terrorismo; medidas destinadas a frustrar los ataques terroristas antes de que se lleven a cabo; y medidas operativas para poner fin a los ataques terroristas rápidamente y minimizar sus daños.