Esta modalidad de terror es mucho más difícil de combatir que la de la Segunda Intifada.
El presidente palestino quiere llevar a Jerusalén al Tribunal Penal Internacional por las ejecuciones ‘in situ’ de terroristas.
Al Estado judío se le sigue aplicando un ominoso doble rasero.
Tanto las Fuerzas de Defensa de Israel como Abás están cambiando de táctica.
«Son incompatibles con nuestros valores, costumbres y tradiciones, y con las enseñanzas de nuestra religión».
Varapalo de la Administración Obama a Abás, que en 2016 recibirá 80 millones menos que en 2015.
El alcalde árabe de Nazaret, indignado con un miembro de la Lista Árabe Unida.
En plena ola de terror antijudío, el secretario de Estado norteamericano vuelve a poner en la mira a las comunidades israelíes en Judea y Samaria.
Es hora de dar un golpe en la mesa contra el abominable antisemitismo de la organización.
Si no lo hace, corre el riesgo de acabar en el basurero de la historia junto a otros movimientos fanáticos.