Da igual lo que digan o hagan Netanyahu o Gantz: son los palestinos los que no quieren la paz.
El problema es el de siempre: los palestinos se niegan a reconocer la milenaria historia judía de Ciudad Santa.
Por primera vez, alguien parece estar poniéndose serio con los palestinos.
La clave está en Riad… y en la auténtica implicación norteamericana en la contención de Irán.
La Autoridad Palestina y sus líderes siguen honrando a asesinos múltiples como luchadores por la libertad.
El viejo consejo de Talleyrand es muy pertinente: sobre todo, no pongas demasiado empeño.
Porque así lo quieren los palestinos: así de simple.
Deberíamos volcarnos en que ninguno de los bandos en liza tenga futuro.
No es momento de emprender iniciativas diplomáticas radicales.
Michel B. Oren arremete contra la resolución antiisraelí del Consejo de Seguridad.