Honestamente, no se me parte el corazón.
Los palestinos residentes en Irak padecen discriminación y viven en la miseria, y finalmente han roto su silencio.
Se basa en la opresión interna y en la excitación del odio exterminador al vecino.
Cuánto pretendido ‘activista por los derechos humanos’ no es más que un fanático cegado por la ideología.
Vuelve a demostrarse que a la comunidad internacional los palestinos sólo le interesan como combustible para la israelofobia.
Los líderes palestinos vuelven a mostrar su hipocresía.
Si alguien está castigando colectivamente a los palestinos, es el ‘rais’ Mahmud Abás.
Ya es hora de que los líderes palestinos decidan si quieren ser terroristas u hombres de Estado.
La decisión de postergar el traslado de la embajada a Jerusalén será interpretada como una muestra de debilidad.
En Al Fatah se está librando una feroz lucha de poder.