Netanyahu sigue siendo el rey y sus políticas, las preferidas… incluso por sus principales rivales.
La Administración Trump debe tener cuidado para no despejar al camino a los terroristas islamistas.
Ningún partido o bloque consigue la mayoría para gobernar.
Da igual lo que digan o hagan Netanyahu o Gantz: son los palestinos los que no quieren la paz.
Incardinó sus decisiones en el contexto de la historia judía, no de los ciclos electorales, algo que los políticos israelíes actuales no deberían olvidar.
Los palestinos han cargado de razones a los israelíes para que se desentiendan del proceso de paz.
Su partido, Likud, obtendría 32 escaños, dos más que en 2015.
En ambos países, la libertad no está ganando terreno, sino perdiéndolo.
«Los colegios electorales y quienquiera que esté en ellos son un objetivo para nosotros».
El entrometido autócrata islamista se ha pegado un tiro en el pie.