La retirada de Irak causó un daño incalculable a Estados Unidos, que se cegó virtualmente ante el auge del Estado Islámico.
El drama afgano del presidente Biden generará alianzas antioccidentales basadas en cálculos antioccidentales.
Puede que vayamos a una era de terrorismo descentralizado, imprevisible, sin ideología ni estrategia unificadas.
Es tremendo, pero al parecer los políticos y los medios sólo se preocupan por el bienestar de sus verdugos.
«Nos oponemos enérgicamente a que Occidente deje entrar de nuevo a cualquiera de estos combatientes del ISIS, o a sus novias».
El reino de los Saúd sigue siendo uno de los regímenes más represores del planeta.
La guerra de Naciones Unidas contra los judíos de Israel es, en el fondo, una guerra contra Occidente.
El reino wahabita está perfectamente capacitado para acoger a los musulmanes en apuros.
La organización del ‘califa’ Bagdadi perderá sus feudos sirios e iraquíes, pero seguirá viva.
Occidente tiene que acabar con las redes terroristas que hacen posibles atentados como los de Bruselas.