Si Washington no trata al tirano ruso como se merece, se convertirá en cómplice de sus crímenes.
Pero Moscú sigue necesitando a Washington, y habría que hacérselo notar.
Los aliados de EEUU en Oriente Medio siguen sin fiarse de Washington, pese al cambio de inquilino en la Casa Blanca.
El norteamericano ha dejado ver que el ruso es un tigre de papel.
El autócrata ruso está devastando la ciudad siria como devastó la capital de Chechenia.
El autócrata rusa ha tomado la medida a Obama y acosa a EEUU con completa impunidad.
El objetivo del autócrata ruso es minar la credibilidad de EEUU.
Moscú está volcada en sustituir a Washington en la región.
La guerra siria recuerda mucho en algunos aspectos a la del Líbano, aunque está siendo diez veces más letal.
Si esto es un triunfo de la diplomacia, no quiero ni imaginarme una derrota.