«El problema es que sus combatientes quieren morir, y nosotros vivir».
Ya sólo quedan 60.000 miembros de esta minoría, objeto de un terrible genocidio hace 104 años.
La buena noticia de una derrota del EI trae aparejada una serie de dilemas complejos que podrían poner patas arriba la región.
El ‘califato’ terrorista va a tratar de hacerse fuerte en el Triángulo Suní.
Los suníes no hacen más que engañarse. Les toca sufrir.
El Estado Islámico controla buena parte de los recursos hídricos de Irak y Siria.
Teherán quiere que las tropas sirias ataquen desde los Altos del Golán con el apoyo de Hezbolá.
Pese a todos sus problemas, es un país con una sólida identidad nacional y una población que se une ante una formidable amenaza.
La propuesta enviada ha sorprendido a los diplomáticos occidentales por la urgencia con la que ha sido tramitada.
Crece el temor a que lleguen a una especie de pacto o tregua que les permita ser aún más letales.