El ‘Líder Supremo’ de Irán publica un cartel que incita a ejecutar una «solución final» para ‘liberar Palestina’.
El muro del régimen islamista podrían derribarlo estas mujeres del común que exigen poder vestirse como quieran.
La eliminación de Abubaker al Bagdadi es una batalla ganada. Pero ni por asomo es el fin de la ‘guerra eterna’.
Afganistán es una batalla de una guerra que empezó en el pasado remoto; una guerra que aún no hemos ganado.
Irán no necesita nuestro apaciguamiento, sino una nueva revolución.
El único idioma que entienden es el de la presión económica, política y, si es necesario, militar.
Entre los paralelismos más inquietantes entre Erdogan y Jomeini está la nueva afición turca a la toma de rehenes.
Infantino acudió a Teherán no a presionar a los ayatolás sino a apaciguarlos. Es indignante.
Sin el dinero iraní, el Partido de Dios no existiría o sería únicamente una narcomafia.
No, no es sólo la economía, estúpidos.