Avodá se une al Gobierno de Netanyahu-Gantz pese a las reiteradas promesas en contrario de su líder.
Buena parte de las ideas que tanto fascinan a los periodistas occidentales son tóxicas hasta para las bases de ‘Avodá’.
La empesa GS4 devuelve el golpe al partido de Corbyn.
«Nuestro partido formará un Gobierno de unidad que será nacionalista y sionista».
Juntos, Netanyahu y Herzog representan lo mejor de Israel, así como las complicaciones que pueden surgir en cualquier democracia.
Aunque algunos quizá no estén dispuestos a admitirlo, nadie es indispensable, ni siquiera Netanyahu.
En un marco nacional tan sólidamente establecido, las discrepancias, por muy broncas que puedan llegar a ser, no resultan perjudiciales.
Con todos sus defectos, y con o sin Netanyahu y con o sin reforma judicial, Israel sigue siendo un país libre.
Bibi, ante una misión difícil pero no imposible.
El artífice de los Acuerdos de Oslo merece ser recordado con ecuanimidad.