¿Y quién lo mató? El ‘moderado’ Ruhaní.
Prefiero seguir en ascuas, llamarla simbólicamente Marianne; que no la condenen a ser Marina Nemat o, peor, Zahra Kazemi.
Sin un proceso de desjomeinización, la República Islámica está condenada.
Estos son los auténticos iraníes moderados, no los que detentan el poder en Teherán.
Los ayatolás niegan el exterminio de los judíos en su estrategia para aniquilar el Estado de los judíos.
Puede que este desaguisado sólo pueda remediarlo Hillary Clinton.
Ruhaní y compañía no son lo que sus alabarderos venden.
Perpetrada por el Estado Islámico en 2014, murieron 1.700 reclutas de la Fuerza Aérea Iraquí.
Teherán no se va a abrir tras la firma del acuerdo con las potencias mundiales.
El régimen teocrático iraní no va dejar de reprimir cualquier intento de liberalización ni a perseguir una política exterior menos agresiva.