Quienes se niegan a reconocer a Israel como Estado judío están de hecho admitiendo que no creen en su derecho a existir.
Mientras el mundo mira para otro lado, Hamás y la YIP han hecho de la Franja un polvorín.
Si no lo hacen ellos, debería ser la comunidad internacional la que se lo pusiera delante.
El mensaje que el Líbano y los demás países árabes mandan a los palestinos es: «Os queremos y apoyamos; pero lejos, muy lejos».
¿Apoyará y ayudará Occidente a esta cristiana perseguida? Ella es nosotros.
Ni Hamás ni sus enemigos de Hamás están por la labor de llevar la democracia a su sociedad.
El ‘rais’ es parte del problema y no de la solución.
En la sociedad palestina es mejor ser terrorista que homosexual.
EEUU y el resto de los países occidentales deberían tomarse muy en serio esta campaña de odio.
Los medios y las ONG internacionales que viven de demonizar a Israel son tremendamente responsables de lo que ocurre en Gaza y la Margen.