«Cada cierto tiempo, los partidos concurren a las elecciones y, al final, siempre gana Netanyahu» (Boaz Bismuz).
El partido de Rabín y Peres ha sucumbido ante el fracaso de su proyecto estrella: los Acuerdos de Oslo.
Nadie es capaz de presentar una alternativa viable en Israel.
De nuevo, Israel y la indignación selectiva parecen ir juntos como la tostada y la mermelada.
El alucinante caso del blanqueamiento del líder palestino por parte de los medios de comunicación occidentales.
Los palestinos, el mundo árabe y el Islam, grandes focos de atención del Estado judío.
Con su muerte «acaba y empieza un mundo».
Habría qué preguntarse de una vez el porqué de la ‘excepcionalidad’ en el tratamiento de Israel por parte de académicos y periodistas españoles.
Porque es el político en que más confían los israelíes en cuestiones de seguridad, sostiene Moshé Arens.
Es un político hábil, poco simpático, formado en e influido por los EEUU, al que no le tiembla el pulso ante nadie.