Sus posiciones deberían causar inquietud no sólo a los judíos británicos, a los diplomáticos israelíes y a sus colegas sensatos del Partido Laborista, sino a la sociedad británica y a la europea.
La congresista demócrata posa con una camiseta que borra a Israel del mapa.
Una batalla sorda de gran importancia para el Viejo Continente.
Acusan al Estado judío de ser una «empresa racista».
Sólo así podrán liberarse de aquello que los lastra como pueblo.
Los europeos tienen que hacer algo más que poner flores y velas para acabar con el terrorismo islámico.
La primera ministra británica vuelve a poner en apuros a Jeremy Corbyn.
La empesa GS4 devuelve el golpe al partido de Corbyn.
¿Qué une a partidos como el Laborista británico, el Frente Nacional francés y la Izquierda Unida española?
El laborismo atraviesa una grave crisis interna motivada por el antiisraelismo y la judeofobia.