Amán deniega la entrada en el Reino al cabecilla de Hamás.
El rey Abdalá es un soberano moderado, moderno e inteligente. Pero sin el apoyo israelí, su futuro y el de su país serán inestables.
El movimiento islamista no se ha movido un ápice de sus posiciones israelófobas y antisemitas.
Hamás es un movimiento armado palestino creado en 1987 como violenta escisión de la Hermandad Musulmana local.
¿No ha llegado la hora de que Occidente tome conciencia de la amenaza que representa este riquísimo emirato?
Sus posiciones deberían causar inquietud no sólo a los judíos británicos, a los diplomáticos israelíes y a sus colegas sensatos del Partido Laborista, sino a la sociedad británica y a la europea.
Una de las grandes tragedias del pueblo palestino es la pésima categoría de sus líderes.
Los Gobiernos occidentales y los grandes medios no ponen reparos a la manipulación antiisraelí.
Cuando hay islamistas de por medio, demasiados periodistas pierden en lo que George Orwell llamó «la lucha constante» por ver «lo que se tiene delante de las narices».
EEUU debe ponerse serio de una vez con la Autoridad Palestina.